martes, 4 de noviembre de 2008

¡Cuidado con los libros homofóbicos!


Quizá nos parezca poco probable que en los últimos años, aparentemente plagados de pequeñas victorias, la discriminación hacia las sexualidades diversas continúe siendo sostenida por diversos grupos sociales. Generalmente, aquellos que atacan deliberadamente las orientaciones sexuales no “convencionales” exponen argumentos fácilmente rebatibles fundados sobre la ignorancia; pero también existen aquellos que, habiendo adquirido el dominio de la información, son capaces de manipularla para la satisfacción de intereses particulares. Y pues, resulta que estos últimos casualmente difunden su trabajo en publicaciones de amplia distribución cuyo discurso puede ser asimilado como acertado por lectores poco perceptivos o sin una preparación previa adecuada.
Hace algunas semanas me topé en la biblioteca central con un material de muy reciente publicación denominado Sobre la homosexualidad[1]. Al verlo me pareció interesante y decidí llevarlo a casa; sin embargo, la sola lectura del prefacio alertó negativamente mi atención: el libro es una compilación de artículos cuya pretensión es muy clara: descalificar por todos los medios posibles la diversidad sexual.
No pretendo responder al libro con un ataque ciego o sustentado en lo políticamente “correcto” o “incorrecto” de sus aseveraciones, sino que quiero ejercer una crítica desde el libro mismo y sus contenidos.
Se nos presentan, en lo que a mí y a mi lectura no especializada concierne, dos problemas fundamentales. El primero es el planteamiento inicial o eje sobre el cual giran los artículos compilados y que responde a una llamada visión heterosexista. Con esto me refiero al juicio ejercido por individuos heterosexuales o incluso homosexuales y que conduce a una valoración moralmente positiva de las características propias de la heterosexualidad (la monogamia, el fin “siempre” reproductivo del coito, el modelo unívoco de la relación de pareja, etcétera). Este mismo juicio, cuando se realiza bajo los mismos criterios de valoración y se aplica también a la homosexualidad, ésta resultará naturalmente, percibida de forma negativa. Claro está, la visión heterosexista es incapaz de percatarse de que la homosexualidad no es una copia mal hecha de la heterosexualidad, que goza de autonomía, que funciona con sus propios mecanismos, y que definitivamente, es inherentemente distinta.
Esta visión heterosexista se manifiesta claramente en la mayoría de los artículos del libro. Se emite un juicio negativo hacia las parejas homosexuales con base en que “suelen tener relaciones inestables”, se les acusa de anormales biológicamente porque “naturalmente, el hombre tiende hacia la mujer y la mujer hacia el hombre” y no de otra manera, y se les adjudica falsamente el deseo de alcanzar el “status del matrimonio heterosexual”, entre otras cosas. Además, esta visión no sólo desaprueba la homosexualidad sino que la equipara con prácticas que ocurren bajo circunstancias enteramente distintas y entre individuos en desigualdad de condiciones:
Se ha argumentado en defensa de la homosexualidad que el placer se justifica por sí mismo y debe tolerarse en igualdad de condiciones al placer heterosexual. Con dicho criterio, pensamos entonces, cabría tolerar abiertamente la alegría de los maníacos, la coprofagia o placer de algunos enfermos de comer excrementos, el agrado de los niños de reírse de niños deformes o indefensos, el placer de los malvados en destruir al otro.[2]
¿Qué les parece? A mi me resulta escalofriante. No exigimos la tolerancia gratuitamente, ni mucho menos. Juzguen ustedes mismos.
El segundo problema de Sobre la homosexualidad son las contradicciones internas en las cuales caen la mayoría de los artículos compilados. Sólo por mencionar algunas, les comento que en un artículo, por ejemplo, se asevera que “la investigación respecto de los aspectos familiares de la homosexualidad ha sido muy escasa”[3] y en otro que “no existe ningún tipo de trabajo que otorgue una respuesta basada en una sólida evidencia con respecto al tratamiento de la homosexualidad”[4]. Posteriormente se concluye tajantemente en los mismos artículos que “Las parejas homosexuales suelen tener relaciones inestables”[5], y que “se puede afirmar que existe un cambio de homosexualidad exclusiva a heterosexualidad exclusiva”[6], respectivamente. De la misma forma procede el resto de la obra en general: se hacen numerosas alusiones a la falta de documentación, investigaciones previas o evidencias sólidas, y aun así se redunda en conclusiones de carácter definitorio.
Lo anterior constituye sólo una parte de los comentarios que pueden hacerse de la obra y los que yo considero importante destacar. De ninguna forma evidencian en su totalidad la postura discriminatoria poco justificada en Sobre la homosexualidad ni mucho menos sus contradicciones y conclusiones sustentadas en datos erróneos y dudosa investigación.
Lo único que pretendo con este artículo es destacar aquellos puntos de vista de grupos específicos que se empeñan en obstaculizar la lucha por los derechos innegables de los gays y lesbianas en nuestra sociedad y a la vez, generar una reflexión en torno a posturas, como el heterosexismo, que incluso a veces los homosexuales asumimos sin darnos cuenta.
Les recomiendo que se informen y lean todo lo que puedan sobre el tema de la homosexualidad, que no sólo concierne ya a homosexuales sino a quienes se vinculan con éstos e incluso, a todos aquellos que les interesa adquirir una visión más enriquecida de su sexualidad a partir de la noción de diversidad. Pero no se olviden, sobre todo, de tener mucho cuidado con lo que leen ya que no hay armas tan poderosas como el conocimiento y la palabra.

[1] Beatriz ZEGERS, Ma. Elena LARRAÍN, Francisco BUSTAMANTE, comp., Sobre la homosexualidad, Mediterráneo, Santiago-Buenos Aires, 2007
[2] Armando ROA, “Fenomenología de la sexualidad humana”, pp. 29-30
[3] Sergio BARROILHET, “La pareja homosexual”, p. 189
[4] Francisco BUSTAMANTE [de la Pontificia Universidad Católica de Chile] et al., “¿Son tratables las homosexualidades? Una revisión sistemática de la evidencia”, p. 262
[5] Sergio BARROILHET, op. cit., p. 194
[6] Francisco BUSTAMANTE, op. cit., p. 262

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