Lo gay en Federico García Lorca

Hace algunos días me topé por casualidad con uno de los tantos libros dedicados al estudio de la obra lorquiana. Este llamó particularmente mi atención por lo sonoro -¿o debería decir sensacionalista?- de su título: García Lorca o la imaginación gay; escrito por un norteamericano del cual no recuerdo el nombre y publicado por Laertes, hace ya alguna década cuando menos, dentro de una colección aparentemente dedicada a la materia homosexual. Debo confesar que no dudé ni un momento para llevármelo a casa y leerlo con ansia. Y pues bueno ¿qué les puedo decir?
El estudio es ciertamente interesante, eso ni dudarlo, pero a mi parecer no va más allá de ser un suvenir para los fanáticos del poeta granadino y una de las tantas publicaciones –de las cuales he visto, hojeado y leído ya varias- en las que se pretende abracar TODA la obra lorquiana, así como lo oye, TODA la obra lorquiana desde la perspectiva de su homosexualidad.
Que Lorca era homosexual es indudable, es casi un dogma de fe, y que este pequeño detalle atañe a ciertas cuestiones dentro de su obra, pues ¿cómo negarlo? Sobre todo cuando se le ponen a uno enfrente los once Sonetos del amor oscuro con versos tales como:

Pero yo te sufrí, rasgué mis venas
Tigre y paloma sobre tu cintura
En duelo de mordiscos y azucenas.

De cualquier forma, creo yo, que hacer una interpretación de toda su obra –tal como lo hace este librito que les he mencionado antes- sólo a partir de este punto y pretender explicar el porqué de cada símbolo, de cada imagen, y de cada verso con algo así como “esto es así y asá porque a Lorca le gustaban los hombres”, discúlpenme ustedes, pero me parece descabellado. ¡Cómo si García Lorca hubiera tenido toda la vida un falo incrustado en el pensamiento, y sobre todo en el preciso momento de sentarse a escribir![1]
Hablando seriamente déjeme exponerle a usted, más o menos de lo que va tal estudio, bueno, de lo que puedo yo recordar que va.
Empezaré con el teatro. La mayoría de las interpretaciones me han parecido forzadas. Se tratan CASI todas las obras dramáticas del poeta desde El Maleficio de la Mariposa hasta La casa de Bernarda Alba y a todas a nuestro autor gringo le han parecido un tratado sobre lo gay. En el escarabajo enamorado de la mariposa, en la pasión desbordada de la novia, en el amor infértil de Yerma, y en la maestría del autor para retratar a la bola de mujeres reprimidas en La casa de Bernarda Alba, en todo vio el autor (creo recordar que se llamaba Paul) marcas notorias de la homosexualidad de Lorca. Según él, los amores imposibles o bien incapaces de dar fruto –como el del escarabajo y la mariposa- son reflejo de la frustración del autor por no poder procrear en un amor gay; dice también que palabras puestas en boca de la Novia de las Bodas tales como “pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, aunque hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos” no pudieron ser escritas por nadie que no fuera homosexual para tener tal conciencia de la abnegación femenina[2]; y en cuanto a la infertilidad de Yerma, pues lo mismo que con el escarabajo y la mariposa, se interpreta como un reflejo directo de la frustración del poeta acerca de su incapacidad de legarle al mundo descendencia.
Ahora bien en la poesía se trabaja sobre todo con Poeta en Nueva York, con el Diván del Tamarit, con el Llanto a Ignacio Sánchez Mejías y con los Sonetos del amor oscuro. Del Poeta, el Diván, y los Sonetos, la verdad no tengo nada que objetarle al buen Paul. Creo que hace una interpretación acertada, poco exhaustiva, pero acertada. Bueno, ya si no, la mayor parte de los poemas en estos libros son abiertamente de temática homosexual. Ni poner en duda que “El rey del Harlem”, “Oda a Walt Withman”, “El amor duerme en el pecho del poeta”, “El poeta pide a su amor que le escriba” (del cual cité ya un terceto), y la mayoría del las casidas y gacelas, son notoriamente de índole homosexual. Pero sí debo confesar que me indigné cuando en el estudio se redujo el Llanto, todo el Llanto, esta obra hermosa, sublime, a una interpretación prácticamente así: “Es que el poeta estaba enamorado del tal torero, ah, porque no sé si lo he dejado ya claro, pero Lorca, era gay”. ¡Qué trágico! Es más funesto que los finales de las tres tragedias rurales juntas.
Ahora bien, el autor dice que TODA la obra de Lorca está impregnada de esta inquietud homosexual pero apenas y menciona obras tan maravillosas como Mariana Pineda, o como el Romancero Gitano –da la excusa de que está ya muy estudiada y sobrevalorada-. ¿Saben porqué? Yo creo que con esas se hizo bolas y ya no le dio para más su tesis de “Lorca es tal por que fue gay”. Y eso que no les he mencionado algunos pasajes que parecen proselitismo de una ONG de apoyo a la comunidad del arcoíris en los que dicho estudio cree fortalecer su postura poniendo a Shakespeare, entre otros ilustres homosexuales de la historia del arte, en la misma postura en la que pone a Lorca. Yo no niego que si Miguel Ángel hubiera sido heterosexual hubiese pintado la Capilla Sixtina toda de blanco y con un rodillo, pero, me parece reducir el todo al detalle.
Yo en lo personal no niego que atañan a la obra de Lorca todas estas lucubraciones, al contrario, me parecen valiosas, muy valiosas. Pero eso sí, desde mi limitada posición de estudiante de Letras de apenas segundo semestre, me parece que la obra de Federico García Lorca no es tal por el simple hecho de que éste fuera homosexual, ni creo sinceramente que todo su trabajo gire en torno a sus obsesiones gay, independientemente de que estén presentes todo el tiempo.
A Lorca lo disfruta y lo valora uno incluso antes de siquiera saber que se llamaba Federico. Que su sensibilidad gay aporte o no a su genio creativo, me parece, queda en segundo plano. Su obra trasciende a esta materia, los valores y los temas lorquianos son universales. Dejando de lado su orientación sexual, en Lorca nos topamos con lo que es: con un talentosísimo artista que ha sabido ahondar en las más profundas raíces de la emoción humana. Que quede claro que “humana” incluye a todos, homo y heterosexuales. A TODOS.

México D.F., 27 de abril del 2008.

[1] Para darnos una idea miren nada más como introduce Ian Gibson el trabajo biográfico más completo del poeta, Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca: “ A Federico […] uno de los seres más artísticamente dotados de todos los tiempos, se le seguía negando hasta hace muy poco tiempo –hasta ayer mismo- su condición de homosexual”
[2] En dado caso me parece que los versos

Y yo dormiré a tus pies
para guardar lo que sueñas.
Desnuda mirando al campo,
como si fuera una perra

son muchísimo más ilustrativos a este respecto, pero bueno. Ni los menciona nuestro compadre Paul.